Jesús, Señor de la creación
siendo en forma de Dios
se despojó se sí mismo,
tomó la semejanza de hombre,
y siendo puro y sin
mancha
entre nosotros vivió;
y a sí mismo se humilló
tomando forma de siervo
y hasta su vida entregar
y en una cruz terminar.
Más Dios a lo sumo lo exaltó
y su nombre engrandeció
para que, ante su autoridad,
toda rodilla se doble
y toda lengua confiese
que Jesús es el Señor.