Tú contienes con verdad la divina voluntad;
Tu me dices lo que soy, de quien vine y a quien voy.
Tú reprendes mi dudar; tú me exhortas sin cesar;
Eres faro que a mi pie va guiando por la fe
A las fuentes del amor del bendito Salvador.
Eres infalible voz del Espíritu de Dios
Que vigor al alma da cuando en aflicción está;
Tú me enseñas a triunfar de la muerte y el pecar.
Por tu santa letra sé que con Cristo reinaré;
Yo que tan indigno soy, por tu luz al cielo voy;
¡Santa Biblia!, para mí eres un tesoro aquí.
P. Castro